Corregulación emocional en la crianza 

Cómo responder en lugar de reaccionar ante momentos difíciles

Es habitual encontrarnos a padres que llegan a consulta desbordados y nos repiten frases como: “Mi hijo me grita, pega, patalea… y no puedo evitar perder los nervios” o “Me desespero y acabo gritándole”.

Y es que educar desde la calma cuando nuestro hijo está desbordado puede parecer misión imposible. Sin embargo, hay una clave que puede marcar un antes y un después en la relación con nuestros hijos: entender la importancia de la corregulación emocional. En esta publicación quiero hablarte ella y sobre la diferencia entre responder reaccionarante los momentos difíciles. 

Ante las explosiones emocionales, suelo preguntar a las familias a qué atribuyen ellos esa manera de reaccionar de sus hijos. A menudo, los padres lo viven como un ataque personal o simplemente no entienden cómo su hijo puede alterarse tanto por algo que a ojos adultos parece insignificante.

Ahí es donde necesitamos un cambio de mirada. Comprender que los niños aún no saben regular sus emociones por sí solos es lo primero. Aún no tienen las herramientas necesarias para hacerlo. Cuando les ayudamos a calmarse es cuando ellos van desarrollando poco a poco esa habilidad para autorregularse que tanto esperamos de ellos. 

En los primeros años de vida, los niños dependen completamente del adulto para calmarse. A esto lo llamamos heterorregulación: necesitamos acompañar, calmar, ofrecer estrategias y modelar (es decir, actuar como modelos, ya que los niños aprenden mucho más de lo que ven que de lo que les decimos) para que nuestros hijos puedan regular sus emociones.

¿Y qué es la corregulación emocional?

Es un proceso compartido, en el que el adulto acompaña emocionalmente al niño, modela y guía, mientras el niño va participando cada vez más en su propia regulación. 

Con el tiempo y la práctica, esta capacidad se va interiorizando.  Pero ésto no sucede de forma automática. Los niños necesitan muchos momentos de regulación compartida antes de poder hacerlo por sí solos.  Por eso, como adultos, nuestra primera tarea es reconocer y regular nuestras propias emociones, para poder enseñar a nuestros hijos a hacerlo.  

Reaccionar frente a responder: ¿cuál es la diferencia?

  • Reaccionar es actuar desde el impulso; podemos gritar, castigar, ignorar o decir algo hiriente. Es dejarse llevar por nuestro estrés, frustración y nuestras propias heridas.  
  • Responder implica hacer una pausa, observar lo que ocurre, conectar emocionalmente y actuar de forma consciente.

La diferencia puede parecer pequeña, pero tiene un impacto enorme. Cuando respondemos desde la calma, ayudamos a nuestro hijo a sentirse comprendido, a bajar la intensidad emocional y a aprender cómo gestionarse.

Algunas claves para responder desde la calma:

  • Haz una pausa consciente.

Respira antes de reaccionar. A veces, con tan solo tres segundos de pausa podemos evitar que la situación escale. Puedes repetir mentalmente: “No es personal. Está aprendiendo. Yo también.”

  • Conecta con su emoción antes de redirigir.

Si tu hijo siente que lo comprendes y que sus emociones son válidas, será mucho más fácil que se abra a escuchar y aprender. Reconocer lo que siente y nombrarlo le ayudará a sentirse acompañado y a comprender lo que está pasando por dentro.

  • Modela la regulación emocional.

Los niños aprenden más de lo que ven que de lo que escuchan. Si en medio de la tensión puedes decir algo como: “Estoy muy enfadada, voy respirar antes de seguir”, le estarás enseñando una herramienta muy valiosa para gestionar sus propias emociones.

  • Cuida tu propio estado emocional.

No podemos ayudar a nuestros hijos de manera efectiva si no nos cuidamos a nosotros mismos. Llevar una vida lo más equilibrada posible y aprender a gestionar nuestras emociones es esencial para llevar a cabo una crianza respetuosa (lee más sobre las emociones en la pa-maternidad aquí). 

Si necesitas ayuda personalizada puedes contactar con nosotros: info@iluminapsicologia.com

Mª Gabriela Palma

Psicóloga Sanitaria M-40285

QUÉ ES EL TRAUMA

Se tiende a poner el nombre de traumático a experiencias especialmente dolorosas, y que todos y todas podemos entender como tal. Por ejemplo: una violación, un tsunami, el abuso sexual infantil, un accidente de tráfico en el que pierdes a un ser querido.

Sin embargo, vengo a contarte que traumático puede ser cualquier experiencia en la cual te has visto silenciado, sin voz para poder nombrar y gritar lo ocurrido, y así, sin poder legitimarlo, viviéndolo en soledad, de manera desprotegida y escindida. Con escindida me refiero a la ruptura que se produce entre esa parte que necesitó sentirse vista, escuchada y acompañada (la que vivió dicha experiencia traumática), y tú.

Cuando mezclamos impacto emocional + silencio estamos hablando de una vivencia traumática. De esta manera, el trauma psíquico es la herida resultante de verse obligado a callar experiencias emocionales que nos resultaron impactantes, sin poderlas compartir con nuestros cuidadores principales, generando creencias hacia el mundo más limitantes y menos adaptativas, como, por ejemplo: “mi cariño hacia el otro será rechazado’’, “si saco mi enfado no me van a querer’’ o “si comparto mi dolor se alejarán de mí’. 

Síntomas producidos por experiencias traumáticas: 

Más allá de la disociación, de la esquizofrenia o de trastornos de personalidad que se acercan al ámbito de lo psicótico, hay síntomas más o menos compartidos entre nosotras y nosotros que guardan relación con haber vivido experiencias traumáticas. 

Algunos de estos son: experimentar con demasiada frecuencia momentos de desconexión, no enterándote de lo que te están contando. También, vivirte como alguien despistado, olvidadizo y con falta de concentración… tener la sensación de que te cansas más de lo normal. 

Por otro lado, aquejarte de diversos síntomas físicos y enfermedades… sufrir insomnio, ansiedad o ánimo deprimido.

Igualmente, notar sensaciones corporales que sospechas que guardan relación con una experiencia pasada… pesadillas recurrentes, así como, ser calificado como una persona hiperactiva o “multitarea’’.

Como puedes ver, son síntomas que tendemos a categorizar como “normales’’ y, que no teniendo por qué, pueden verse desarrollados por experiencias dolorosas que no pudiste procesar en tu niñez. 

Cuál es el coste de haber vivido experiencias traumáticas

Principalmente el coste es la pérdida de autenticidad y seguridad en ti mismo/a. Con autenticidad me refiero a aceptarte tal y como eres, a permitirte vivirte en relación desde tu espontaneidad, apoyando tu forma de ser, sin la necesidad de esconder tus sentimientos, pensamientos o formas de comportarte. 

Con seguridad, hago referencia a la experiencia de vivirte en plena autonomía, confiando en tu capacidad para sostenerte, y con la conciencia puesta en que somos seres sociales, sanamos a través del vínculo con el otro. Esto da paso a no confundir independencia con autonomía. Somo seres inter-dependientes. 

Cómo trabajar con las experiencias traumáticas

Mi mirada hacia estas vivencias tiene que ver con el respeto del ritmo de crecimiento de cada uno, sin forzar la salida de dichas experiencias. Apoyando, validando y cuidando a esas partes de ti mismo/a que conforman a tu niño/a interior, el cual necesita ser legitimado, tal y como es. 

El primer paso para sanarse uno mismo es aceptar las sombras que darán paso a nuestra luz. 

Si te has visto identificado con este texto y crees que puedes necesitar acompañamiento para transitar experiencias de este tipo, puedes contactar con nosotros: info@iluminapsicologia.com  

Laura Villa Manzano

Psicóloga colegiada M-36481

Empezar psicoterapia: preguntas más comunes

Dar el paso de iniciar un proceso de psicoterapia es una decisión valiente. Es normal tener dudas y temores al principio; puede que no sepamos qué esperar, cómo comportarnos, de qué debemos hablar o si es lo adecuado para mí. Aclarar estas inquietudes puede ayudarte a dar el primer paso con confianza.

  1. ¿Cómo saber si necesito psicoterapia?
    • Si te sientes abrumado por emociones persistentes como tristeza, ansiedad o irritabilidad.
    • Si tienes dificultades en las relaciones, en el trabajo o en tu día a día.
    • Si quieres conocerte mejor o superar bloqueos personales.
    • Sientes que tus días son monótonos y que no estás disfrutando de la vida como quisieras.
  2. ¿Qué sucede en la primera sesión?
    • Es un espacio para expresar el motivo por el que acudes a terapia y conocer al terapeuta.
    • No necesitas preparar nada específico; solo trae tu disposición a compartir.
    • El terapeuta te explicará cómo podéis trabajar juntos.
  3. ¿Y si no me siento cómodo?
    • Es normal sentir nervios al principio, puedes explicarle a tu psicólogo abiertamente lo que estás sintiendo.
    • Si no sientes conexión tras algunas sesiones es válido buscar otro profesional.
  4. Mitos comunes sobre la psicoterapia:
    • “Solo es para problemas graves”: La psicoterapia también es útil para el crecimiento personal y como acompañamiento en los sucesos de nuestro día a día.
    • “Es como hablar con un amigo”: Aunque empática, la psicoterapia usa técnicas profesionales basadas en evidencia y el psicólogo es un profesional formado y entrenado para observar lo que te pasa, formular hipótesis de cómo estás funcionando a nivel psicoemocional y enseñarte herramientas que te puedan ayudar..

La psicoterapia es una inversión en tu bienestar emocional. Resolver tus dudas y entender el proceso es el primer paso hacia una experiencia transformadora.

¿Te sientes listo para dar el primer paso? Contáctanos para más información: info@iluminapsicologia.com

Ilumina Psicología

Mindfulness y Regulación Emocional: Claves para el Bienestar

En un mundo que no deja de moverse, aprender a regular nuestras emociones puede parecer un desafío. Sin embargo, existe una herramienta poderosa, accesible y transformadora que nos ayuda a vivir con mayor equilibrio: el mindfulness.

¿Qué es el mindfulness?
El mindfulness, o atención plena, es la práctica de estar completamente presente en el momento, sin juicios ni distracciones. Nos invita a observar nuestras emociones, pensamientos y sensaciones corporales tal como son, sin intentar cambiarlas inmediatamente.

La conexión entre mindfulness y regulación emocional
Cuando vivimos en piloto automático, nuestras emociones pueden desbordarnos. Un comentario negativo, un mal día en el trabajo o una discusión pueden desencadenar una tormenta emocional difícil de gestionar. Aquí es donde el mindfulness se convierte en una herramienta esencial: nos permite tomar conciencia de nuestras reacciones y responder de manera más sabia y compasiva.

3 pasos para regular tus emociones con mindfulness

  1. Reconoce lo que sientes: Detente un momento y ponle nombre a la emoción. «Estoy enojado», «Me siento ansioso», «Esto me hace sentir triste». Se consciente de lo que sientes en tu cuerpo.
  2. Respira conscientemente: Practica respiraciones profundas, inhalando y exhalando lentamente. Esto calma el sistema nervioso y te da claridad.
  3. Responde, no reacciones: Desde un estado más sereno, elige cómo actuar en lugar de dejarte llevar por impulsos automáticos.

Beneficios comprobados
Estudios científicos han demostrado que el mindfulness reduce el estrés, mejora el autocontrol emocional y fomenta relaciones más saludables. Incluso pequeñas prácticas diarias, como meditar cinco minutos o simplemente prestar atención plena a una taza de té, pueden marcar una gran diferencia.

Un reto para ti
Hoy, tómate cinco minutos para practicar mindfulness. Siéntate en silencio, observa tu respiración y permítete sentir sin juzgar ni intentar cambiar nada; sólo observa lo que va pasando con curiosidad. Es un pequeño paso hacia una vida más consciente y equilibrada.

El camino hacia el bienestar emocional no es lineal, pero con el mindfulness como aliado, tienes el poder de transformar cada momento en una oportunidad para crecer. Si quieres aprender a utilizar esta herramienta, pregúntanos por nuestros talleres grupales o por sesiones individuales: info@iluminapsicologia.com

Ilumina Psicología

Terapia hombre

SEXUALIDAD MASCULINA Y TERAPIA SEXOLÓGICA

RECUPERANDO EL PLACER Y LA CONFIANZA

Hablar de sexualidad sigue siendo un desafío para muchas personas, especialmente para los hombres. A menudo, se nos ha enseñado que debemos ser seguros, tener el control y saberlo todo cuando se trata de nuestra vida íntima. Pero la realidad es distinta: los problemas sexuales son comunes, afectan a la autoestima y pueden tener un gran impacto en las relaciones de pareja y en la calidad de vida en general.

Sin embargo, todavía persiste un gran tabú en torno a la idea de que los hombres busquen ayuda profesional para tratar sus dificultades en la esfera íntima. La buena noticia es que cada vez más se está descubriendo que la terapia sexológica no solo es un recurso válido, sino que puede ser una puerta de entrada a una vida más satisfactoria y plena.

¿Cuándo es el momento adecuado para acudir a terapia sexológica?

Hay muchas razones por las que se puede decidir acudir a consulta de sexología. Algunas de las más comunes incluyen:

– Dificultades con la erección o la eyaculación: Problemas como la disfunción eréctil o la eyaculación precoz pueden generar angustia, ansiedad y afectar la seguridad personal.

– Deseo sexual bajo o desajustado: Tener bajo deseo o tener diferencias con la pareja puede generar frustración e incomprensión.

– Inseguridad o ansiedad en el espacio íntimo de pareja: La presión por “rendir bien” en la cama puede generar bloqueos emocionales y afectar la experiencia íntima.

-Dificultades en la identidad o la orientación sexual: La confusión o la falta de aceptación pueden ser una fuente de sufrimiento y de aislamiento.

-Problemas en la relación de pareja: La sexualidad no es un aspecto aislado; muchas veces los conflictos de pareja repercuten en la vida íntima.

La terapia sexológica: un espacio para entender y mejorar

La terapia sexológica no solo busca solucionar problemas, sino mejorar la calidad de vida en su conjunto. A través de este proceso, muchas personas han descubierto que su bienestar sexual está directamente relacionado con su bienestar emocional, físico y relacional. Aquí te desarrollo algunos de sus beneficios más destacados:

-Mejor autoconocimiento y confianza

Uno de los grandes logros de la terapia sexológica es que nos ayuda a comprender mejor el propio cuerpo, su respuesta y sus emociones. A través del autoconocimiento, es más fácil ganar seguridad y eliminar inseguridades innecesarias.

-Reducción de la ansiedad y el estrés sexual

Muchos problemas sexuales están ligados a la ansiedad y al miedo al desempeño. La terapia enseña técnicas de relajación y control de pensamientos para evitar el autosabotaje y disfrutar plenamente de la experiencia íntima.

-Superación de tabúes y mitos

Dependiendo de nuestro contexto cultural y biográfico, hemos sido expuestos a creencias erróneas sobre la sexualidad. La terapia permite desmontar estos mitos y reemplazarlos por información real y científica, lo que alivia presiones innecesarias.

-Mejora de la comunicación en pareja

Uno de los mayores obstáculos es la falta de comunicación con nuestra pareja. Aprender a expresar deseos, inquietudes y límites de manera abierta y respetuosa fortalece la relación y evita conflictos innecesarios.

-Solución efectiva para problemas sexuales comunes como eyaculación precoz, la disfunción eréctil, el bajo deseo sexual o la falta de orgasmo no tienen por qué ser una condena permanente. Con orientación adecuada, se logra mejorar significativamente nuestra vida sexual.

La terapia sexológica ayuda a descubrir nuevas formas de disfrutar la sexualidad sin presiones, explorando alternativas que van más allá del rendimiento. En definitiva, la terapia sexología ofrece un espacio seguro, sin juicios ni tabúes, donde poder explorar y trabajar sobre la propia sexualidad con naturalidad y respeto. 

Recuerda que si sientes que hay algo en tu vida íntima que te preocupa o te genera insatisfacción, dar el paso hacia la terapia sexológica puede marcar un antes y un después. Aquí estamos para ayudarte y ofrecerte un espacio de seguridad e intimidad: info@iluminapsicologia.com

Félix Gutiérrez

Psicologo sanitario y sexólogo

Col. CL096143

EL CUIDADO DEL CUIDADOR

¿CÓMO AFRONTAMOS CUIDAR A UN SER QUERIDO?

Cuando hablamos de un cuidador nos referimos a personas que por elección personal tienen que dedicar parte de su vida o su vida entera a cuidar a un ser querido. Esto conlleva dificultades para asumir los retrocesos y avances en el progreso de la enfermedad o en vida del ser querido y, sobre todo, el trato que pueden recibir de esa persona que se encuentra en una situación no elegida y cuyas emociones son negativas dado que no quiere sentirse dependiente y al cargo de su ser querido.

Para que un cuidador pueda cuidarse y a la vez mantener su integridad psicológica ha de tener resiliencia. La resiliencia se define como la capacidad que tenemos las personas para adaptarnos a situaciones vitales estresantes y salir fortalecido de ellas. Para llegar a ser resiliente un cuidador ha de confiar en sí mismo y en el otro, reducir su estrés y desarrollar sus fortalezas personales.

A menudo cuando estamos en una situación dolorosa no nos resulta fácil encontrar motivaciones suficientes para salir de la espiral de sufrimiento y parece que en ese momento todo se vuelve aún más complicado.

Cuando hablamos de fortalezas hablamos de aquellos pilares personales que nos permiten disfrutar de la vida y afrontar las dificultades. Ejemplos de fortalezas personales serían: creatividad, deseo de aprender, coraje, valentía, persistencia, vitalidad, amabilidad… Conocer nuestras fortalezas y aplicarlas en nuestras actividades de la vida cotidiana incrementa nuestro bienestar y nuestra sensación de felicidad.

Es importante que establezcamos objetivos motivacionales para mejorar nuestra inteligencia emocional, centrándonos en nuestros estados internos, que nos ayuden a experimentar felicidad y disfrute y nos distraigan de la tarea del cuidado para que ésta no nos resulte tan dolorosa.

Para ello, la resiliencia nos ayuda a ser resistentes y desarrollar unas habilidades que nos faciliten no sucumbir frente a la adversidad:

  • Qué tengo: apoyos externos, personas que me ayudan, que me ofrecen límites para que aprenda a desenvolverme solo.
  • Qué soy: apoyos internos de mi carácter entre los que se encuentran las fortalezas, mi experiencia y aprendizaje de la vida.
  • Qué puedo ser: puedo gestionar mi impulsividad, hacerme cargo de mis emociones, comunicar lo que me inquieta y pedir ayuda.
  • Qué estoy: a dónde me dirijo, estoy dispuesto a asumir la responsabilidad de mis actos.

Pero la resiliencia también nos ofrece oportunidades para resolver las dificultades y así:

  • Identificamos los problemas para generar estrategias que nos ayuden a no repetirlos en el futuro
  • Aprendemos a manejar nuestra emociones ante situaciones de crisis permaneciendo centrados en su resolución y no en el problema
  • Controlamos nuestra vida sin dejarnos llevar por la irrealidad y valoramos lo positivo del futuro
  • Confiamos en nuestra competencia y en nuestras capacidades (autosostén) o en el mensaje de que podemos sostener la vida, nos queremos y confiamos en nosotros.
  • Encaramos situaciones dolorosas con sentimiento de esperanza. Para ello es importante contar con una red de apoyo o de sostén en la que podamos depositar nuestras dudas y afectos.

Debemos recordar que somos el único y principal dueño de nuestra vida, que tenemos debilidades que podemos asumir para crecer y aprender de ellas, que nos podemos apoyar en aquéllas personas que nos comprenden y que nos ayudan a decidir nuestro mejor camino y, sobre todo, que atendiendo nuestras necesidades conseguiremos mantener el cuidado de nuestros seres queridos sin que nuestra salud psicológica se resienta en el proceso.

«Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento» (Victor Frankl)

Si tienes dificultades para hacerlo solo, no dudes en pedir ayuda.

María José Rebollo

Psicóloga colegiada M-14839

Año nuevo: un momento para parar

Aprovecha el cambio de año para reflexionar y crear un futuro más pleno

El inicio de un nuevo año siempre trae consigo un aire de renovación. Es el momento perfecto para reflexionar sobre lo vivido, establecer intenciones y dar pequeños pasos hacia un mayor bienestar emocional. Este tipo de ejercicios, como la búsqueda de sentido, cultivar nuestras fortalezas, especialmente la gratitud, proponernos metas, etc., tienen un probado efecto sobre nuestro bienestar. Desde Ilumina Psicología, te compartimos algunas ideas para iniciar este 2025 con propósito y claridad.

1. Reflexiona con gratitud

Antes de escribir tus metas tómate un tiempo para mirar hacia atrás. ¿Qué logros alcanzaste en el año anterior? ¿Qué desafíos enfrentaste y cómo te fortalecieron? Practicar la gratitud te ayuda a valorar tu camino y a entrar en el nuevo año con una mentalidad positiva.

 Ejercicio: Escribe tres cosas que agradeces del año que pasó.

2. Establece metas realistas y emocionales

A menudo, comenzamos el año con propósitos ambiciosos, como “ir al gimnasio todos los días” o “leer 50 libros”. Pero, ¿qué hay de tu bienestar emocional? Plantea metas que nutran tu mente y tus emociones, como “dedicar 10 minutos diarios a la meditación” o “ser más amable conmigo mismo”.

 Consejo: Un largo camino comienza con un solo paso. Piensa en cuál es el primer paso para llegar a tu meta y empieza por ahí.

3. Crea hábitos sostenibles

El cambio no sucede de la noche a la mañana. Adoptar hábitos pequeños y sostenibles tiene un impacto más profundo y duradero en tu bienestar. Por ejemplo, si tu meta es cuidar tu salud mental, podrías empezar con una primera cita con un psicoterapeuta o con la práctica de la respiración consciente.

 Recuerda: La consistencia es más poderosa que la perfección.

4. Aprende a soltar

Un nuevo año también es una oportunidad para dejar atrás aquello que ya no te sirve. Esto puede incluir pensamientos negativos, relaciones tóxicas o incluso la presión de ser perfecto. Aprender a soltar es un acto de amor propio.

 Reflexión: ¿Qué necesitas dejar ir para avanzar más ligero?

5. Conecta con tu propósito

El propósito no siempre es un gran proyecto de vida; puede ser algo tan simple como disfrutar más los momentos cotidianos. Reconecta con lo que te hace sentir pleno y busca maneras de integrarlo en tu día a día.

 Idea: Haz una lista de cosas que te llenan de energía y reserva un lugar para ellas en tu agenda.

Puedes encontrar más ejercicios en nuestro post de Instagram.

En Ilumina Psicología, estamos contigo

El año nuevo puede ser inspirador, pero también puede despertar ansiedad o incertidumbre. Si sientes que necesitas apoyo para afrontar este nuevo ciclo, no dudes en buscar ayuda profesional. Un psicoterapeuta puede guiarte en este camino hacia el bienestar emocional.

¡Te deseamos un 2025 lleno de luz, claridad y transformación! Recuerda que cada día es una nueva oportunidad para cuidarte y crecer. 🌟

Ilumina Psicología